13 de jun. de 2011

Fernando Pessoa.




Aplazamiento.
                                                                  14-04-1928
Después de mañana, sí, sólo después de mañana...
Llevaré el día de mañana pensando en después de mañana,
Y sí será posible; pero hoy no...
No, hoy nada; hoy no puedo.
La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva,
El sueño de mi vida real, intercalado,
El cansancio anticipado e infinito,
Un cansancio de mundos para tomar un tranvía...
Esta especie de alma...
Sólo después de mañana...
Hoy quiero prepararme,
Quiero prepararme para pensar mañana en el día siguiente...
Es él que es decisivo.
Tengo ya el plano trazado; pero no, hoy no dibujo planos...
Mañana es el día de los planos.
Mañana me sentaré en el escritorio para conquistar el mundo;
Pero sólo conquistaré el mundo después de mañana...
Tengo ganas de llorar,
De repente tengo ganas de llorar mucho, desde dentro...
No, no quieran saber nada más, es secreto, no lo digo.
Sólo después de mañana...
Cuando era niño, el circo del domingo me divertía por toda la
semana.
Hoy sólo me divierte el circo del domingo de toda la semana de mi
infancia...
Después de mañana seré otro,
Mi vida ha de triunfar,
Todas mis cualidades reales de inteligente, leído y práctico
Serán convocadas por un bando...
Pero por un bando de mañana...
Hoy quiero dormir, redactaré mañana...
Por hoy, ¿cuál es el espectáculo que me repetiría la infancia?
Para comprar incluso los boletos de mañana,
Pues para pasado mañana estará bien el espectáculo...
Antes, no...
Pasado mañana tendré la pose pública que mañana estudiaré.
Pasado mañana seré finalmente el que hoy no puedo nunca ser.
Sólo después de mañana...
Tengo sueño como el frío de un perro vagabundo.
Tengo mucho sueño.
Mañana te diré las palabras, o pasado mañana...
Sí, tal vez sólo después de pasado mañana...

El porvenir...
Sí, el porvenir...
























Lisbon revisted 1923.


NÃO: NÃO quero nada.
Já disse que não quero nada.

Não me venham com conclusões!
A única conclusão é morrer.

Não me tragam estéticas!
Não me falem em moral!
Tirem-me daqui a metafísica!
Não me apregoem sistemas completos, não me enfileirem
conquistas
Das ciências (das ciências, Deus meu, das ciências!) —
Das ciências, das artes, da civilização moderna!


Que mal fiz eu aos deuses todos?


Se têm a verdade, guardem-a!
Sou um técnico, mas tenho técnica só dentro da técnica.
Fora disso sou doido, com todo o direito a sê-lo.


Com todo o direito a sê-lo, ouviram?

Não me macem, por amor de Deus!
Queriam-me casado, fútil, quotidiano e tributável?
Queriam-me o contrário disto, o contrário de qualquer coisa?
Se eu fosse outra pessoa, fazia-lhes, a todos, a vontade.
Assim, como sou, tenham paciência!
Vão para o diabo sem mim,
Ou deixem-me ir sozinho para o diabo!
Para que havemos de ir juntos?
Não me peguem no braço!
Não gosto que me peguem no braço. Quero ser sozinho.
Já disse que sou sozinho!
Ah, que maçada quererem que eu seja da companhia!

Ó céu azul — o mesmo da minha infância —
Eterna verdade vazia e perfeita!
Ó macio Tejo ancestral e mudo,
Pequena verdade onde o céu se reflete!
Ó mágoa revisitada, Lisboa de outrora de hoje!
Nada me dais, nada me tirais, nada sois que eu me sinta.

Deixem-me em paz! Não tardo, que eu nunca tardo...
E enquanto tarda o Abismo e o Silêncio quero estar sozinho!





TABAQUERIA.

NO SOY nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?),
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace
blancos los cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de
nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la
calle
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar.
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de
pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber
tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con
tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas—
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
Y quién sabe si realizables
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga
razón.
He soñado más que Napoleón.He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que
Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para esto,
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie
de una pared sin puerta,
Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me despeina,
Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no
venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero nos despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, niña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los
chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, niña sucia, come!
¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú
los comes!
Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño,
Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.)
Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico hendido hacia lo Imposible.
Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua con vida,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué
inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan.
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
Vestí un disfraz equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete con el que tropieza un borracho
O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
en ella.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra.
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como mi camino,
Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
indisposición.
Después me reclino en la silla
Y sigo fumando.
Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.(Si me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonrió.

12 de jun. de 2011

Cafés, Cigarros e Letras.

 É mais fácil gramar uma enxada que escrever. Da enxada que bem conheço obtive seus calos. Resigno. Necessidade. Do mal o menos. Meses a fio sob sol escaldante. Por vezes no fim da enfiada de cafeeiros surgia um pau-d'alho. À sua sombra usava do cabo da enxada liso e brilhante, que minha mão lustrara, para ancorar o corpo. A ponta do cabo encaixava abaixo do mamilo, vindo pelo sovaco. Dizia-se dar de mamar ao ganha pão. Enrolava um cigarro de palha, dava umas baforadas, enquanto se mantivesse aceso, soia apagar-se. Fumo úmido, mal dichavado, muito apertado na palha. Depois era um dobrar-se e seguir dando às daninhas, extenuando-se. Mas bastava com olhar para o já feito e concluir: é de fato, é real e bem feito, duzentos e cinquenta cafeeiros livres do joio.
Aqui não faço por resignação ou necessidade. É um ato de vontade. Uma vontade que é falta. Anda às voltas. Gostaria que fosse vício. Mas quase sempre faço a mal. Por que o faço? Há um gozo na luta com as palavras, com a norma, com o cânon. Grau de iberdade.  As palavras não aceitam qualquer ajuntamento. As palavras são como guerreiros, e como tal devem atacar de forma organizada. Isso é sintagma. Se elas me levam, seus prazeres de juntarem-se a iluminar um caminho não debuxado no meu mapa, são inadiáveis. É irremediável perder-se, porém não é inútil. Ao mesmo tempo se convertem em burro, a trazer-me de volta. Ou me abandonam a contorcer-me em dialéticas e sofismas para retornar por caminhos irreais.
Ambas são atividades solitárias, estranhamente povoadas. Lá a mente voava, talvez pela pouca irrigação, pois o sangue devia banhar cada rincão, cada músculo, assim sobrava pouco para o cérebro, e pensar era sonhar ou viver devaneios com Telma, Cristina, Regina, Sônia, o drible do Pelé em Mazurkiewicz, eu era Pelé e eu fiz chorar as milhares de pessoas que lotavam o Jalisco. Aqui trata-se de povoar-se de personagens, deixá-las pela ai a penar. Precisam ganhar corpo e substanciarem-se e que se possa discriminá-las. Todas as personagens têm sido uma e eu mesmo. O que é uma tremenda burrice. O chato é que o cigarro não apaga, o café não esfria e a mão não caleja.       

10 de jun. de 2011

Concertador de palavras.Capitulo I. A invenção.

O começamento traz algo de finado, é um intercambio, dizem. E nisso estou certo em dizer: aquele era um dia tal que não se esquece. Nem faria falta no futuro a profusa fotografação a que todos se expunham para lembrarem-se da formatura. Paulão e Marcola tomavam em sério os brindes erguidos para as devidas poses. Cada formando fazia uma foto. As namoradas, deles, Patricia e Ludmila retocavam-se, a maquiagem. Eles e os demais se embriagavam. Aquela amizade germanal remonta de princípio do curso e muito já haviam discutido sobre algum futuro. Diziam-se de vez em quando “amanhã” e ali em meio a festa de despedidas de rosas fechadas e cravos nas lapela, como se manhã de primavera; entre um gole e outro se perguntavam: “Que fazer?”. Não haviam se destacado no plantio. “Ora vamos”, dizia Marcola, “é só uma ferramenta”, continuava. “Sei”, dizia Paulão, “temos intuição e um pouco de ciência e temos iniciativa”. Todavia temiam a possibilidade de se tornarem professores do Estado. “Não há dignidade” dizia Marcola, “que vamos fazer com um curso de letras?” “Cavar poesias!” Dizia o outro. “Sacudir o dicionário como se fosse o saco do Arcebispo Tillotson e dele tirar um livro que ensine milagres”. Tornava o um. “Batear sintagmas para uma grande Literatura!” retornava o outro. “Se tivéssemos feito mecânica, seriamos mecânicos!” Disseram em uníssono. Uma luz brilhou nos olhos vivos e verdes de Paulão. Sentia o paraquedas abrindo a meio caminho de esborrachar-se, daquilo que lhe parecera um salto no escuro, a necessidade a iluminar o ponto final da queda; o solo, a rocha o asfalto; mas o medo do choque a l abrir-lhe asas. Marcola esboçou um sorriso em lábios finos de negociante, sentindo na ponta do aquilino; cheiro do sucesso; soergueu a cabeça que jazia entre as palmas das mãos, qual candelabro sustido por cotovelos plantados, entre copos, no tampo duro da mesa.” Mecânico de Letras” “Gramáticos” sibilou Marcola labial, linguodental...” Ah! Não!”É muito maquinal, automático!” Analisou Paulão.”Pensava algo mais artesanal, humano.” “Ah! Isso Não! Tá muito gasto esse negócio de Artesão, Oficina... tem até oficina da pizza! Hahaha! Estamos discutindo a forma”, ralhou Marcola e adicionou, que “é pela imagem que vamos vender, mas que vamos vender? Consertos! Consertos ?” “É! Consertos de palavras!” Disse Paulão silabando. “Espera um pouco... deixe... pensar... consertador... concertador é isso meu amigo, presta atenção, estou pensando como Haroldo, Augusto de Campos e Décio Pignatari e em vez de arranjar, dar um jeito nas palavras para que funcionem melhor, podemos concertá-las, harmonizá-las, que parece? Já estou vendo o neon”...
    • Não quero apagar o luminoso, velho, mas esse papo agora é sério, é o único coelho que tenho para tirar. Disse Paulão. Haviam matado muitas aulas para bebê-las e chorá-las. Muitas industrias haviam nascido nas saideiras e não despertaram, nem cronicamente como as segundas-feiras de dietas e caminhadas.
    • Você quer consertar palavras, consertaremos, você tira o seu coelho que iluminarei a ambos!
    • Tá bem! Sócio. Reunião amanhã! Feito!
    • Domingo! E a Pati? Sócio.
    • Domingo! Dá um jeito, velho, e não lhe diga nada  ainda, até a coisa ficar nos trinques. Quando                                                                                                                                             Pati e Ludmila voltavam da toalete foram guindadas à pista de dança pelos concertadores de palavras.



7 de jun. de 2011

robespierre.

A raiz do capitalismo é a acumulação de capital. O furto é uma maneira de apropriação. Cristo na cruz recomendou, vindicando o bom ladrão, nota-se como já havia a inflação adjetivista. Fez-se o primeiro santo. Acho que ouvi isso de São Vicente Golfeto. Os romanos sabiam disso: mais perigoso é o ideólogo: Cristo, que o ladrão de ovelhas. Foi-se o tempo destas balidoras, ficou a nuvem financeira e com ela: ladrões. As folhas balem! Devo notar que nem em todas as iClouds de Mr. Jobs, possíveis e imaginárias, se todas não fossem, caberiam os ladrões que há. O que me impede de discutir o infinito da infinidade de cada caso e o que me impede de recomendá-los, ou a mim. Faz tempo que desci da cruz, e Cristo jamais o repus, assim que deixa-se a enxugar com longas melenas, posto que ando falto em ressuscitamentos, sou mais um fantasma. Mas o que interessa é que não há incompatibilidade entre roubo e capitalismo. Al Capone fundamental. É notório como certas corporações não menoscabam certos diretores; um para mim dois para ti, estimulam-se. O Ciclope prevendo as intenções de Ulisses, comia seus companheiros (dele). Este furou-lhe o olho, mandou-lhe uma banana e fez um churrasco com tudo que se movia em quatro patas, balidoras ou mugentes, o restante embarcou-os. Bovinamente rumino, mas longe de mim o jesuíta execrável, nem tenho nada que fazer e ao mesmo não me proponho enclítico, claro, metaforicamente, nem tenho insônia, sogro ou... enfim não tenho propriedades, nem no outro sentido; talvez e por isso, as organolépticas. Porque? Por que excluo Robespierre e por que quero dar-me ao menos um raio! Pois, só assim, apartadas as teias da aranha, ela própria se arrinconará. 

CHORUME.

O lixão.

O lixão é uma cidade, luxuosa é, um shopping, se lauta em lixo, mas nenhuns a querem, por perto. As cidades mais poderosas, querem depositar seus dejetos o mais distante possível, se possível, noutro município, que em troca dos olores dos detritos; este recebe: lixo e lixão; urubus, catadores e algum dinheiro, é claro. Mas o resíduo antes de ser enterrado gera muita riqueza e muita miséria. Empresas especificas mas sem especificidade de qualidade, antes mesmo da recolha do lixoso objeto, trituram-nos a todos indistintamente: políticos, lixeiros e sociedade civil. Assim, a coisa, no seu caminho aparentemente natural vai nos se apodrecendo.
O chorume da porcaria, a essas alturas repugnante, goteja dos caminhões. Nós choramos nosso dinheiro, suado, pelos corruptos desviados como se o tivéssemos encontrado num lixo anterior, pois lixo, lixão, em qualquer brasil é corrupção. Os caminhões correm pelas ruas, atulham-se, transbordam e suas bocarras mastigam e engolem os sacos. Destilam-se homens, a correr, quase humanos, quase assalariados, o perseguem, nesse ritual absurdo, a saciarem a máquina do que rejeitamos.
Ressuma o chorume pelas ruas, mas depois de longo e lastimoso caminho, que começa no excesso de consumo e continua pelos restos e sobras que são matérias líquidas e sólidas e gasosas; essências da nossa existência; seguindo a corrupção, CPI, baixo salário, ganância, avareza, descuido com a natureza e desprezo pelo que mais e melhor produzimos, lixo. Ele chega ao lixo shopping a céu aberto, onde o esperam felizes: crianças, ratos, bigatos, vermes, gusanos e urubus. E por vezes algum fotografo atras da foto, da fama, da grana. Chorume.  

6 de jun. de 2011

Os Reinos do Amarelo. João Cabral de Melo Neto.

1.
A terra lauta da Mata produz e exibe
um amarelo rico (se não o dos metais):
o amarelo do maracujá e os da manga,
o do oiti-da-praia, do caju e do cajá;
amarelo vegetal, alegre de sol livre,
beirando o estridente, de tão alegre,
e que o sol eleva de vegetal a mineral,
polindo-o, até um aceso metal de pele.
Só que fere a vista um amarelo outro,
e a fere embora baço (sol não o acende):
amarelo aquém do vegetal, e se animal,
de um animal cobre: pobre, podremente.

2.

Só que fere a vista um amarelo outro:
se animal, de homem: de corpo humano;
de corpo e vida; de tudo o que segrega
(sarro ou suor, bile íntima ou ranho),
ou sofre (o amarelo de sentir triste,
de ser analfabeto, de existir aguado):
amarelo que no homem dali se adiciona
o que há em ser pântano, ser-se fardo.
Embora comum ali, esse amarelo humano
ainda dá na vista (mais pelo prodígio):
pelo que tardam a secar, e ao sol dali,
tais poças de amarelo, de escarro vivo.

      A temática social em João Cabral é explicita ou velada, 

mas antes de mais nada é o espanto do poeta diante da 

realidade. O poeta João Cabral trava com a realidade uma 

luta em que sempre saí derrotado, e o poema é sua derrota, 

ou noticia dessa derrota. Em “Os Reinos do amarelo"

que aparece na 3° parte do livro “Educação pela Pedra” 

apresenta uma tensão onde os contrários criam uma 

cromática em tons  do amarelo. Vai percorrendo os amarelo 
possíveis, do amarelo vivo da 1° estrofe,

“o amarelo do maracujá e os da manga ,

o do oiti e do cajá

amarelo vegetal,alegre de sol livre,”

até:

“tais poças de amarelo, de escarro vivo.” o amarelo biliar e 

ranhoso do homem cozido pelo sol e pelas injustiças, ai o 

escarro é vivo. O homem é excremento. Eu posso dizer, João 

Cabral, não, pois não fazia retórica, essa é artimanha minha. 

Assim chegou (Ele) ao limite do suportável.


 São passagens de realismo brutal, o poema todo é uma 

expectoração. Mas não se trata de menos apreçar o homem e 

sim a passagem daquele homem\amarelo para o 

poema\quadro\pintura\amarelo não há combinações 

possíveis na paleta do poeta, senão o próprio ranho, escarro e 

a bile. 


A realidade era esta, o poema nesse caso não é mera mimese, 


é plágio puro da realidade.


 A primeira estrofe dedicada ao reino vegetal, enfatizando-

lhe o caráter vivificante, que faz do sol a matéria de sua 

exuberância até permite um certo naturalismo "dada"

tropical, se essa coisa é possivel.

 Na segunda o amarelo é outro, “amarelo aquém do vegetal, e 

se animal, de um animal cobre: pobre, podremente.”

A segunda estrofe estropia o amarelo e ele perde o sentido 

vital e nela não só prestará a caracterizar o homem “de ser 

analfabeto, de existir aguado”, mas o materializa com a 

matéria mesma dele homem que rompe-se sobre a tela em 

relevos líquidos, pegajosos de viscosidade assustadora.



























2 de jun. de 2011

Os livro dos menino de rua.


Vejo você andando pelas ruas com seus ombros caídos. Não é verdade, muitos meninos têm os ombros caídos e não são meninos de rua. Tem muito adulto com os ombros caídos, tanto os há, que inventaram ombreiras para disfarçá-los, ombros e seus donos. Enfim, vai você com suas orelhas de abano. É outra mentira. Vai você sujo atrás da orelha. Menino nenhum sabe lavar-se atrás da orelha. Nem os adultos. Todos botam perfume atrás da orelha. Não para esconder o perfume. Muito pelo contrário. Perfume custa caro. Há perfumes baratos verdadeiros assassinos do olfato, mas todos nós os outros temos que sentir e consenti-lo. Mas passam atrás da orelha por não lavá-las direito. O atrás da orelha secreta olor esquisito. Vai vendo! Vai você pardo. Mais uma. Você negro, branco. Tudo mentira. Todos somos ou pretos, ou pardos, ou brancos e temos um que outro orelhas de abano e ombros caídos. Mas uma coisa você precisa saber. Você cometerá um crime. Anda pelas ruas a pedir. Pede dinheiro. Então dizem que você precisa de escola. Como? Se anda pelas ruas para aprender! Dizem, de outra, escola. A rua é má escola. Nada! A rua é o hipermercado. Há à sua disposição um gondola cheia deles. Crimes. Você escolhe. Na Câmara se comete muitos crimes. Nos hospitais. No mundo forense. Universitário. Sim plágio. Na média. Sim fazer média na mídia, é crime. Estes você não vai cometer. Reserva de mercado. Diploma. Diploma que você não terá. Ainda que escolado. É! Mas o MEC não reconhece a rua. Reconhece coisas de gênio, mas terá outros a sua escolha. Qualquer um. Não vale escolher o crime gramatical, pois esses todos cometemos. Os livro ninguém diz, já que ninguém se refere a eles. Quem lê? Dizem: o óculos, por óbvio, os de sol. Quatro carro na garagem. Ou nas garage. Quatro pão. Comprá um óculos di sol nu shopein. Saiba que o seu crime é necessário. É o único crime natural. O crime por necessidade, as vezes, nem sempre, mas o crime frontal, sem elipses, direto, crime de autor. Pois existe um monstro que devora toneladas de dinheiro que se chama judiciário. Ele precisa de crimes como os teu, quer dizer, aquele que você cometerá, é inescapável, que cometa. Se não cometê-los, sim podem vir a ser “pluralidade”, vai da sua especialização. Sim é louco, uma pluralidade de um ato singular é um ato plural e não plurais. Não se importe em saber quantos advogados vivem dos crimes, oficiais de justiça, carcereiros, juízes togados ou não, promotores, o parquet, a doutrina e as facul, fábricas de Vossas Excelências e OAB para fazer o recall de suas más formações. Saiba, a maioria deles não sabe o que é entropia, caos ou ordem. Depois temos os narradores de crimes. São vestais da moralidade. Castidade exemplar. É! Nesse seu crime, não há nada de espetacular. Pois esse é um mundo de ladrão que rouba ladrão. Mas o único que não se esconde por traz da lei é o seu. Você pode por casuísmo tirar-me a vida. O casuísmo não está em apagar alguém e sim, quem. Eu, por exemplo. Esse crime, sendo eu ainda moço, diminuirá a expectativa de vida de todos os patrícios. Aumentará o trabalho daquele povo supra citado. O que você precisa saber é: peça sempre Dinheiro. Claro que alguns objetos também, pois podem a Ele se converter. Mas ouça uma coisa: esse negócio de ong! caia fora. Desenho! Música? Carinho? Ouça as músicas que fazem! Ninguém sabe música! E carinho! Não caia nessa, meu broder, essa gente tá beijando cachorro e gato, e você não os é! Cometa seus crime, que os crime compensa. Se você levantar a mor grana,
os livro e a doutrina tão ai pra defendê-lo. Senão leia o livro que não dá para dormir com essa pia Fraus.